Wednesday, October 26, 2016

Detienen a refugiada afgana cuyos ojos verdes inmortalizó la National Geographic



Sharbat Gula, de 44 años, fue detenida en Pakistán por posesión ilegal de un documento de identidad nacional de ese país.

Detienen a refugiada afgana cuyos ojos verdes inmortalizó la National Geographic
La joven afgana Sharbat Gula, que en 1985 cobró fama mundial por una fotografía suya aparecida en la portada de la revista National Geographic donde sus grandes ojos verdes resaltaban bajo un pañuelo rojo, fue detenida en Pakistán por posesión ilegal de un documento de identidad nacional de ese país, donde vive en un campo de refugiados.
Gula, nacida en 1972 e inmortalizada por el fotógrafo estadounidense Steve McCurry, obtuvo documentos de identidad paquistaníes falsos para ella y dos supuestos hijos tras sobornar a tres funcionarios, declaró a France Presse Shahid Ilyas, un responsable de la Nadra (National Database Registration  Authority), la administración de estado civil.
La refugiada afgana de la etnia pashtún y que no tiene nacionalidad paquistaní, será trasladada a una prisión para mujeres, donde esperará hasta que un tribunal vea su caso, y podría ser sentenciada a una pena de siete a 14 años de prisión, y a una  multa de entre US$ 3.000 y US$ 5.000. “Podrían expulsarla del país”, dijo a EFE una fuente de la Agencia de Investigación Federal (FIA). Además, la Policía busca a los dos supuestos hijos de Gula para detenerlos.
Steve McCurry sacó la célebre imagen de Gula, entonces de 12 años, en un campo de refugiados de Peshawar donde apenas había arribado desde Afganistán. La niña fue catalogada entonces como la “Mona Lisa de la guerra afgana”. Diecisiete años después, en 2002, el reportero regresó a Pakistán para buscar a la joven, que permaneció anónima. La halló casada y con tres hijos en el campo de refugiados de Nasir Bagh. En una nueva foto, publicada en la National Geographic, aparece con los mismos ojos verdes magnéticos que la hicieron famosa en el mundo entero. Sin embargo, McCurry descubrió que la mujer desconocía su fama internacional.

Friday, September 23, 2016

Científico Stephen Hawking: "Debemos tener cuidado con posibles respuestas a señales extraterrestres"



 

El físico compara lo vivido por los nativos con la llegada de Cristóbal Colón, sugieriendo que una civilización avanzada podría intentar colonizarnos. "Tendríamos que renunciar a la idea que somos únicos y a actuar con más compasión y humildad", agrega.

 
Los constantes envíos de señales al espacio, de tener una respuesta, podrían no ser favorables para la raza humana, según el físico teórico Stephen Hawking.
El científico se refirió al tema en una película relacionada con el universo, y la posibilidad que exoplanetas como Gliese 832C, ubicado a 16 años luz, pueda tener algún tipo de vida.
En el filme, de casi media hora de duración y llamado "Los lugares favoritos de Stephen Hawking", el físico compara la hipotética situación que podrá vivir la humanidad ante la llegada de civilizaciones inteligentes a la Tierra, con la colonización tras el arribo de Cristóbal Colón a América.
"A medida que envejezco estoy cada vez más convencido que no estamos solos (... ) mirando a las estrellas siempre imaginé que había alguien allí arriba mirando de vuelta", señala Hawking durante la película, tras visitar el profundo agujero negro súper masivo Sagitario A*, y viajar a Gliese 832C, uno de los exoplanetas más parecidos a la Tierra, y con un gran potencial para la vida extraterrestre.
Recordemos que Gliese 832c es una "súper-Tierra" con al menos cinco veces la masa de nuestro planeta, ubicada en la llamada "zona habitable" de la estrella Gliese 832, por lo que de acuerdo a su distancia, su temperatura permite que exista agua líquida en su superficie.
"Encontrar vida inteligente sería el mayor descubrimiento en la historia, lo que nos obligaría a cambiar", asegura Hawking. "Tendríamos que renunciar a la idea que somos únicos y empezar a actuar con más compasión y humildad", agrega.
Aún así, cabe destacar que existen otras incógnitas en este u otros planetas de similares características, como la composición y la atmósfera, por lo que aseverar que exista vida tal como la conocemos no es 100% seguro.
"En este planeta, un año sólo dura 36 días", explica Hawking. "Su atmósfera podría ser gruesa, muy espesa o podría tener una gran gravedad. Además, una de sus caras se encuentra siempre de cara al Sol, por lo que hacer un picnic quizá no sea una buena idea".
Aunque Gliese 832C algún día pueda ser nuestro nuevo hogar, Hawking afirma que debido a la luz del sol, el follaje en la superficie es de color negro y púrpura. Aún así, este mundo lejano también puede tener temperaturas similares a la Tierra, con abundante agua líquida e incluso animales.
"Y donde hay agua, por lo general hay vida", dice.
"Desde la Tierra no podemos ver qué hay allá, pero si la vida inteligente ha evolucionado aquí, debemos ser capaces de considerarlo", apunta.

Saturday, July 16, 2016

LATIN AMERICAN PRE-HISTORY AND HISTORY 2016: La ciudad inca en Santiago que Pedro de Valdivia ignoró


Hallazgo En 2012 los investigadores Gonzalo Sotomayor y Rubén Stehberg afirmaron que a la llegada de los españoles la capital ya era una importante sede del Imperio cusqueño. Una excavación en el Museo Histórico comprueba la tesis que cambiaría la visión sobre el origen de Chile.

 
Fue a fines de 2011 cuando el historiador Gonzalo Sotomayor llegó a la oficina de Rubén Stehberg, jefe del área de arqueología del Museo de Historia Natural, con un dato clave. Luego de bastante tiempo descifrando y estudiando los archivos eclesiásticos de los dominicos, Sotomayor había dado con el sitio más probable  donde el Imperio Inca habría levantado una de sus sedes administrativas principales. “Me dijo haber encontrado el testimonio de un indio de origen peruano, Gaspar Jauxa quien dice que el camino del Inca partía en el centro de Santiago ‘desde la casa de Doña Ysabel de Caseres donde están los paredones biexos de las casa del inga’ (sic), en lo que sería hoy  calle Puente con Catedral. Nunca había tenido una ubicación tan exacta”, recuerda hoy Stehberg, quien en 1975 se graduaba de arqueólogo con una tesis donde ya planteaba la idea de que en la ribera del Mapocho existía un centro administrativo del Tawantinsuyo a la llegada de los españoles. La información de Sotomayor reavivó la hipótesis, pero para comprobarla había que remover tierra.
Gracias a un proyecto Fondecyt,  lograron ese mismo año excavar bajo el Museo de Arte Precolombino y la Catedral de Santiago, donde justamente encontraron importantes fragmentos incas: a fines de 2012 la publicación Mapocho incaico revolucionó  a los historiadores, generando voces a favor y en contra. No se detuvieron. En estos últimos cuatro años las excavaciones se ampliaron a toda la cuenca del río Mapocho, incluyendo el cerro Chena, la quebrada San Ramón y sitios en Apoquindo, Tobalaba, Peñalolén y Quilicura, donde encontraron desde alfarería y cerámica cusqueña hasta cementerios indígenas. Hace tres semanas iniciaron los trabajos en uno de los patios del Museo Histórico (que el público puede visitar hasta el 31 de julio), donde   otra vez hallaron fragmentos de cerámica inca. La investigación que por estos días está en su punto álgido, también ha sufrido un duro revés. En marzo pasado, Gonzalo Sotomayor falleció producto de un cáncer. Tenía 42 años.
“Fue una enfermedad muy agresiva. Lo perdimos y quedamos cojos, él proveía de documentación histórica clave. Teníamos tantos planes”, lamenta Stehberg. En dos meses más publicará Mapocho incaico norte, documento que logró completar junto al historiador de la UC; mientras que con el resto del equipo compuesto por la arqueóloga Claudia Prado, el geólogo Juan Carlos Cerda y ahora con la ayuda de Emma de Ramón, conservadora del Archivo Nacional y Miguel Lecaros, asistente de Sotomayor, planean concluir Mapocho incaico central, parte final de la investigación.
Visiones y omisiones
La evidencia demuestra que a la llegada de los españoles  ya existía en lo que hoy es la Plaza de Armas un importante asentamiento dirigido por el gobernador inca Quilicanta, quien incluso habría ayudado a la expedición de Diego de Almagro y más tarde al propio Pedro de Valdivia.
Este centro habría tenido una importante red vial, con acequias donde se practicaba la hidroagricultura y extracción de minerales como plata y oro, además de conectar con provincias del Tawantinsuyo. Uno de los primeros indicios lo encontraron en  las actas del Cabildo de 1541 donde se indica que Valdivia fue nombrado gobernador “en el tambo grande que está junto a la plaza de esta ciudad” ¿Qué hacía un tambo -albergue incaico- en territorio chileno? El dato ya empezaba a echar por tierra la idea de que el conquistador había fundado Santiago de Nueva Extremadura en un peladero.
“Las cartas que Valdivia le envió al rey influyeron mucho en que los historiadores no profundizaran en el tema inca. En ellas no da cuenta de nada, es una visión europeocéntrica que invisibilizó el aporte indígena. Estaban más preocupados en destacar sus propios logros, querían deslumbrar al rey, pero lo cierto es que lo que hicieron fue aprovechar la ubicación que los incas ya había establecido. Valdivia dependía de los indígenas prácticamente para todo, incluso para comer, aunque terminaron destruyendo todo ese sistema”, afirma Stehberg.
Valdivia se habría encontrado con una ciudad en pleno funcionamiento, con plaza, edificios públicos, viviendas, depósitos y acequias, que incluso en  1536 habría sido saqueada por españoles de la expedición de Diego de Almagro, quienes se llevaron a vírgenes mamaconas consagradas para la deidad solar, según el relato del cronista Padre Rosales. Además en las excavaciones en el Pucará Chena, Stehberg y Sotomayor encontraron una plataforma ceremonial, de la que el arqueólogo no quiere dar más detalles “hasta que se libere la publicación oficial”, dice. La momia del Niño del Cerro El Plomo, sería otra de las piezas clave.
“Lo interesante es que aunque el Tawantinsuyo en el Perú desapareció por el 1532, en el valle del Mapocho siguió funcionando hasta el 11 de septiembre de 1541”, dice el arqueólogo. La exactitud de la fecha se debe a que ese día cientos de indígenas asaltaron y quemaron la ciudad, provocando la ira de los españoles sobre todo la de  Inés de Suárez, compañera de Valdivia, quien mandó a degollar al cacique Quilicanta, culpado de la sublevación. “Eso marcó el final del Tawantinsuyo en  nuestras tierras”, dice Stehberg. Aunque para la historiografía nacional, el dominio inca siempre fue invisible.  Todo está por reescribirse.

LATIN AMERICAN PRE-HISTORY AND HISTORY 2016: La ciudad inca en Santiago que Pedro de Valdivia ignoró

Hallazgo En 2012 los investigadores Gonzalo Sotomayor y Rubén Stehberg afirmaron que a la llegada de los españoles la capital ya era una importante sede del Imperio cusqueño. Una excavación en el Museo Histórico comprueba la tesis que cambiaría la visión sobre el origen de Chile.

 

Fue a fines de 2011 cuando el historiador Gonzalo Sotomayor llegó a la oficina de Rubén Stehberg, jefe del área de arqueología del Museo de Historia Natural, con un dato clave. Luego de bastante tiempo descifrando y estudiando los archivos eclesiásticos de los dominicos, Sotomayor había dado con el sitio más probable  donde el Imperio Inca habría levantado una de sus sedes administrativas principales. “Me dijo haber encontrado el testimonio de un indio de origen peruano, Gaspar Jauxa quien dice que el camino del Inca partía en el centro de Santiago ‘desde la casa de Doña Ysabel de Caseres donde están los paredones biexos de las casa del inga’ (sic), en lo que sería hoy  calle Puente con Catedral. Nunca había tenido una ubicación tan exacta”, recuerda hoy Stehberg, quien en 1975 se graduaba de arqueólogo con una tesis donde ya planteaba la idea de que en la ribera del Mapocho existía un centro administrativo del Tawantinsuyo a la llegada de los españoles. La información de Sotomayor reavivó la hipótesis, pero para comprobarla había que remover tierra.
Gracias a un proyecto Fondecyt,  lograron ese mismo año excavar bajo el Museo de Arte Precolombino y la Catedral de Santiago, donde justamente encontraron importantes fragmentos incas: a fines de 2012 la publicación Mapocho incaico revolucionó  a los historiadores, generando voces a favor y en contra. No se detuvieron. En estos últimos cuatro años las excavaciones se ampliaron a toda la cuenca del río Mapocho, incluyendo el cerro Chena, la quebrada San Ramón y sitios en Apoquindo, Tobalaba, Peñalolén y Quilicura, donde encontraron desde alfarería y cerámica cusqueña hasta cementerios indígenas. Hace tres semanas iniciaron los trabajos en uno de los patios del Museo Histórico (que el público puede visitar hasta el 31 de julio), donde   otra vez hallaron fragmentos de cerámica inca. La investigación que por estos días está en su punto álgido, también ha sufrido un duro revés. En marzo pasado, Gonzalo Sotomayor falleció producto de un cáncer. Tenía 42 años.
“Fue una enfermedad muy agresiva. Lo perdimos y quedamos cojos, él proveía de documentación histórica clave. Teníamos tantos planes”, lamenta Stehberg. En dos meses más publicará Mapocho incaico norte, documento que logró completar junto al historiador de la UC; mientras que con el resto del equipo compuesto por la arqueóloga Claudia Prado, el geólogo Juan Carlos Cerda y ahora con la ayuda de Emma de Ramón, conservadora del Archivo Nacional y Miguel Lecaros, asistente de Sotomayor, planean concluir Mapocho incaico central, parte final de la investigación.
Visiones y omisiones
La evidencia demuestra que a la llegada de los españoles  ya existía en lo que hoy es la Plaza de Armas un importante asentamiento dirigido por el gobernador inca Quilicanta, quien incluso habría ayudado a la expedición de Diego de Almagro y más tarde al propio Pedro de Valdivia.
Este centro habría tenido una importante red vial, con acequias donde se practicaba la hidroagricultura y extracción de minerales como plata y oro, además de conectar con provincias del Tawantinsuyo. Uno de los primeros indicios lo encontraron en  las actas del Cabildo de 1541 donde se indica que Valdivia fue nombrado gobernador “en el tambo grande que está junto a la plaza de esta ciudad” ¿Qué hacía un tambo -albergue incaico- en territorio chileno? El dato ya empezaba a echar por tierra la idea de que el conquistador había fundado Santiago de Nueva Extremadura en un peladero.
“Las cartas que Valdivia le envió al rey influyeron mucho en que los historiadores no profundizaran en el tema inca. En ellas no da cuenta de nada, es una visión europeocéntrica que invisibilizó el aporte indígena. Estaban más preocupados en destacar sus propios logros, querían deslumbrar al rey, pero lo cierto es que lo que hicieron fue aprovechar la ubicación que los incas ya había establecido. Valdivia dependía de los indígenas prácticamente para todo, incluso para comer, aunque terminaron destruyendo todo ese sistema”, afirma Stehberg.
Valdivia se habría encontrado con una ciudad en pleno funcionamiento, con plaza, edificios públicos, viviendas, depósitos y acequias, que incluso en  1536 habría sido saqueada por españoles de la expedición de Diego de Almagro, quienes se llevaron a vírgenes mamaconas consagradas para la deidad solar, según el relato del cronista Padre Rosales. Además en las excavaciones en el Pucará Chena, Stehberg y Sotomayor encontraron una plataforma ceremonial, de la que el arqueólogo no quiere dar más detalles “hasta que se libere la publicación oficial”, dice. La momia del Niño del Cerro El Plomo, sería otra de las piezas clave.
“Lo interesante es que aunque el Tawantinsuyo en el Perú desapareció por el 1532, en el valle del Mapocho siguió funcionando hasta el 11 de septiembre de 1541”, dice el arqueólogo. La exactitud de la fecha se debe a que ese día cientos de indígenas asaltaron y quemaron la ciudad, provocando la ira de los españoles sobre todo la de  Inés de Suárez, compañera de Valdivia, quien mandó a degollar al cacique Quilicanta, culpado de la sublevación. “Eso marcó el final del Tawantinsuyo en  nuestras tierras”, dice Stehberg. Aunque para la historiografía nacional, el dominio inca siempre fue invisible.  Todo está por reescribirse.

LATIN AMERICAN PRE-HISTORY AND HISTORY 2016: La ciudad inca en Santiago que Pedro de Valdivia ignoró

Hallazgo En 2012 los investigadores Gonzalo Sotomayor y Rubén Stehberg afirmaron que a la llegada de los españoles la capital ya era una importante sede del Imperio cusqueño. Una excavación en el Museo Histórico comprueba la tesis que cambiaría la visión sobre el origen de Chile.

 

Fue a fines de 2011 cuando el historiador Gonzalo Sotomayor llegó a la oficina de Rubén Stehberg, jefe del área de arqueología del Museo de Historia Natural, con un dato clave. Luego de bastante tiempo descifrando y estudiando los archivos eclesiásticos de los dominicos, Sotomayor había dado con el sitio más probable  donde el Imperio Inca habría levantado una de sus sedes administrativas principales. “Me dijo haber encontrado el testimonio de un indio de origen peruano, Gaspar Jauxa quien dice que el camino del Inca partía en el centro de Santiago ‘desde la casa de Doña Ysabel de Caseres donde están los paredones biexos de las casa del inga’ (sic), en lo que sería hoy  calle Puente con Catedral. Nunca había tenido una ubicación tan exacta”, recuerda hoy Stehberg, quien en 1975 se graduaba de arqueólogo con una tesis donde ya planteaba la idea de que en la ribera del Mapocho existía un centro administrativo del Tawantinsuyo a la llegada de los españoles. La información de Sotomayor reavivó la hipótesis, pero para comprobarla había que remover tierra.
Gracias a un proyecto Fondecyt,  lograron ese mismo año excavar bajo el Museo de Arte Precolombino y la Catedral de Santiago, donde justamente encontraron importantes fragmentos incas: a fines de 2012 la publicación Mapocho incaico revolucionó  a los historiadores, generando voces a favor y en contra. No se detuvieron. En estos últimos cuatro años las excavaciones se ampliaron a toda la cuenca del río Mapocho, incluyendo el cerro Chena, la quebrada San Ramón y sitios en Apoquindo, Tobalaba, Peñalolén y Quilicura, donde encontraron desde alfarería y cerámica cusqueña hasta cementerios indígenas. Hace tres semanas iniciaron los trabajos en uno de los patios del Museo Histórico (que el público puede visitar hasta el 31 de julio), donde   otra vez hallaron fragmentos de cerámica inca. La investigación que por estos días está en su punto álgido, también ha sufrido un duro revés. En marzo pasado, Gonzalo Sotomayor falleció producto de un cáncer. Tenía 42 años.
“Fue una enfermedad muy agresiva. Lo perdimos y quedamos cojos, él proveía de documentación histórica clave. Teníamos tantos planes”, lamenta Stehberg. En dos meses más publicará Mapocho incaico norte, documento que logró completar junto al historiador de la UC; mientras que con el resto del equipo compuesto por la arqueóloga Claudia Prado, el geólogo Juan Carlos Cerda y ahora con la ayuda de Emma de Ramón, conservadora del Archivo Nacional y Miguel Lecaros, asistente de Sotomayor, planean concluir Mapocho incaico central, parte final de la investigación.
Visiones y omisiones
La evidencia demuestra que a la llegada de los españoles  ya existía en lo que hoy es la Plaza de Armas un importante asentamiento dirigido por el gobernador inca Quilicanta, quien incluso habría ayudado a la expedición de Diego de Almagro y más tarde al propio Pedro de Valdivia.
Este centro habría tenido una importante red vial, con acequias donde se practicaba la hidroagricultura y extracción de minerales como plata y oro, además de conectar con provincias del Tawantinsuyo. Uno de los primeros indicios lo encontraron en  las actas del Cabildo de 1541 donde se indica que Valdivia fue nombrado gobernador “en el tambo grande que está junto a la plaza de esta ciudad” ¿Qué hacía un tambo -albergue incaico- en territorio chileno? El dato ya empezaba a echar por tierra la idea de que el conquistador había fundado Santiago de Nueva Extremadura en un peladero.
“Las cartas que Valdivia le envió al rey influyeron mucho en que los historiadores no profundizaran en el tema inca. En ellas no da cuenta de nada, es una visión europeocéntrica que invisibilizó el aporte indígena. Estaban más preocupados en destacar sus propios logros, querían deslumbrar al rey, pero lo cierto es que lo que hicieron fue aprovechar la ubicación que los incas ya había establecido. Valdivia dependía de los indígenas prácticamente para todo, incluso para comer, aunque terminaron destruyendo todo ese sistema”, afirma Stehberg.
Valdivia se habría encontrado con una ciudad en pleno funcionamiento, con plaza, edificios públicos, viviendas, depósitos y acequias, que incluso en  1536 habría sido saqueada por españoles de la expedición de Diego de Almagro, quienes se llevaron a vírgenes mamaconas consagradas para la deidad solar, según el relato del cronista Padre Rosales. Además en las excavaciones en el Pucará Chena, Stehberg y Sotomayor encontraron una plataforma ceremonial, de la que el arqueólogo no quiere dar más detalles “hasta que se libere la publicación oficial”, dice. La momia del Niño del Cerro El Plomo, sería otra de las piezas clave.
“Lo interesante es que aunque el Tawantinsuyo en el Perú desapareció por el 1532, en el valle del Mapocho siguió funcionando hasta el 11 de septiembre de 1541”, dice el arqueólogo. La exactitud de la fecha se debe a que ese día cientos de indígenas asaltaron y quemaron la ciudad, provocando la ira de los españoles sobre todo la de  Inés de Suárez, compañera de Valdivia, quien mandó a degollar al cacique Quilicanta, culpado de la sublevación. “Eso marcó el final del Tawantinsuyo en  nuestras tierras”, dice Stehberg. Aunque para la historiografía nacional, el dominio inca siempre fue invisible.  Todo está por reescribirse.

LATIN AMERICAN PRE-HISTORY AND HISTORY 2016: La ciudad inca en Santiago que Pedro de Valdivia ignoró

Hallazgo En 2012 los investigadores Gonzalo Sotomayor y Rubén Stehberg afirmaron que a la llegada de los españoles la capital ya era una importante sede del Imperio cusqueño. Una excavación en el Museo Histórico comprueba la tesis que cambiaría la visión sobre el origen de Chile.

 

Fue a fines de 2011 cuando el historiador Gonzalo Sotomayor llegó a la oficina de Rubén Stehberg, jefe del área de arqueología del Museo de Historia Natural, con un dato clave. Luego de bastante tiempo descifrando y estudiando los archivos eclesiásticos de los dominicos, Sotomayor había dado con el sitio más probable  donde el Imperio Inca habría levantado una de sus sedes administrativas principales. “Me dijo haber encontrado el testimonio de un indio de origen peruano, Gaspar Jauxa quien dice que el camino del Inca partía en el centro de Santiago ‘desde la casa de Doña Ysabel de Caseres donde están los paredones biexos de las casa del inga’ (sic), en lo que sería hoy  calle Puente con Catedral. Nunca había tenido una ubicación tan exacta”, recuerda hoy Stehberg, quien en 1975 se graduaba de arqueólogo con una tesis donde ya planteaba la idea de que en la ribera del Mapocho existía un centro administrativo del Tawantinsuyo a la llegada de los españoles. La información de Sotomayor reavivó la hipótesis, pero para comprobarla había que remover tierra.
Gracias a un proyecto Fondecyt,  lograron ese mismo año excavar bajo el Museo de Arte Precolombino y la Catedral de Santiago, donde justamente encontraron importantes fragmentos incas: a fines de 2012 la publicación Mapocho incaico revolucionó  a los historiadores, generando voces a favor y en contra. No se detuvieron. En estos últimos cuatro años las excavaciones se ampliaron a toda la cuenca del río Mapocho, incluyendo el cerro Chena, la quebrada San Ramón y sitios en Apoquindo, Tobalaba, Peñalolén y Quilicura, donde encontraron desde alfarería y cerámica cusqueña hasta cementerios indígenas. Hace tres semanas iniciaron los trabajos en uno de los patios del Museo Histórico (que el público puede visitar hasta el 31 de julio), donde   otra vez hallaron fragmentos de cerámica inca. La investigación que por estos días está en su punto álgido, también ha sufrido un duro revés. En marzo pasado, Gonzalo Sotomayor falleció producto de un cáncer. Tenía 42 años.
“Fue una enfermedad muy agresiva. Lo perdimos y quedamos cojos, él proveía de documentación histórica clave. Teníamos tantos planes”, lamenta Stehberg. En dos meses más publicará Mapocho incaico norte, documento que logró completar junto al historiador de la UC; mientras que con el resto del equipo compuesto por la arqueóloga Claudia Prado, el geólogo Juan Carlos Cerda y ahora con la ayuda de Emma de Ramón, conservadora del Archivo Nacional y Miguel Lecaros, asistente de Sotomayor, planean concluir Mapocho incaico central, parte final de la investigación.
Visiones y omisiones
La evidencia demuestra que a la llegada de los españoles  ya existía en lo que hoy es la Plaza de Armas un importante asentamiento dirigido por el gobernador inca Quilicanta, quien incluso habría ayudado a la expedición de Diego de Almagro y más tarde al propio Pedro de Valdivia.
Este centro habría tenido una importante red vial, con acequias donde se practicaba la hidroagricultura y extracción de minerales como plata y oro, además de conectar con provincias del Tawantinsuyo. Uno de los primeros indicios lo encontraron en  las actas del Cabildo de 1541 donde se indica que Valdivia fue nombrado gobernador “en el tambo grande que está junto a la plaza de esta ciudad” ¿Qué hacía un tambo -albergue incaico- en territorio chileno? El dato ya empezaba a echar por tierra la idea de que el conquistador había fundado Santiago de Nueva Extremadura en un peladero.
“Las cartas que Valdivia le envió al rey influyeron mucho en que los historiadores no profundizaran en el tema inca. En ellas no da cuenta de nada, es una visión europeocéntrica que invisibilizó el aporte indígena. Estaban más preocupados en destacar sus propios logros, querían deslumbrar al rey, pero lo cierto es que lo que hicieron fue aprovechar la ubicación que los incas ya había establecido. Valdivia dependía de los indígenas prácticamente para todo, incluso para comer, aunque terminaron destruyendo todo ese sistema”, afirma Stehberg.
Valdivia se habría encontrado con una ciudad en pleno funcionamiento, con plaza, edificios públicos, viviendas, depósitos y acequias, que incluso en  1536 habría sido saqueada por españoles de la expedición de Diego de Almagro, quienes se llevaron a vírgenes mamaconas consagradas para la deidad solar, según el relato del cronista Padre Rosales. Además en las excavaciones en el Pucará Chena, Stehberg y Sotomayor encontraron una plataforma ceremonial, de la que el arqueólogo no quiere dar más detalles “hasta que se libere la publicación oficial”, dice. La momia del Niño del Cerro El Plomo, sería otra de las piezas clave.
“Lo interesante es que aunque el Tawantinsuyo en el Perú desapareció por el 1532, en el valle del Mapocho siguió funcionando hasta el 11 de septiembre de 1541”, dice el arqueólogo. La exactitud de la fecha se debe a que ese día cientos de indígenas asaltaron y quemaron la ciudad, provocando la ira de los españoles sobre todo la de  Inés de Suárez, compañera de Valdivia, quien mandó a degollar al cacique Quilicanta, culpado de la sublevación. “Eso marcó el final del Tawantinsuyo en  nuestras tierras”, dice Stehberg. Aunque para la historiografía nacional, el dominio inca siempre fue invisible.  Todo está por reescribirse.

Thursday, July 14, 2016

Revelan cientos de papiros narrando la vida de los obreros de la Gran Pirámide de Keops






Según arqueólogos, se trata de "los papiros escritos más antiguos jamás descubiertos en Egipto" y que por ello son "excepcionales".


La vida de los trabajadores que hace más de 4.500 años construyeron la Gran Pirámide de Keops quedó plasmada en cientos de papiros. Tres de ellos han sido expuestos hoy por primera vez en el Museo Egipcio de El Cairo.
Los papiros encontrados en el puerto de Wadi al Gurf, uno de los más importantes del Antiguo Egipto y situado en el golfo de Suez, fueron descubiertos durante una excavación de un equipo franco-egipcio en 2013.
En ellos están los diarios de a bordo del inspector Merer, que fue responsable de un equipo de trabajadores que trasladaba piedras para construir la instalación funeraria, desde la orilla oriental del Nilo al lugar de la Gran Pirámide de Keops en Giza, al sur de El Cairo.
Además, los papiros relatan la cantidad de comida que recibían los trabajadores en la pirámide.
"Son unos de los papiros más importantes, que fueron guardados en una caja desde que fueron descubiertos por la situación política en el país, pero ahora hay que exponerlos en la primera fila del museo", dijo hoy en comparecencia de prensa el ministro de Antigüedades, Jaled al Anani.
Por su parte, el catedrático de Antigüedades de la Universidad de Asiut y codirector de la misión de excavaciones que descubrió los papiros, El Sayed Mahfuz, dijo que han en Wadi al Gurf fueron halladas mil piezas de papiros, pero que todavía necesitan más tiempo para unirlas y restaurarlas.
Mahfuz precisó que los papiros dan a conocer el sistema administrativo de Egipto en aquella época del reino de Keops (en torno al año 2.550 a.C.).
"Podemos ver proyectos gigantes del Antiguo Egipto, pero sin evidencias escritas no sabemos los detalles de la construcción de la pirámide, así que los papiros arrojan luz sobre el estilo de la administración", agregó.
Asimismo, Mahfuz indicó que parece que el equipo de Merer participaba en otros proyectos del país, entre ellos el puerto de Wadi al Gurf.
Por su parte, el director del Instituto Francés de Arqueología Oriental, Laurent Bavay, dijo que la misión que descubrió los papiros está dirigida por el arqueólogo francés Pierre Tallet.
Según Bavay, la exposición en el Museo Egipcio durará un mes y después los papiros serán objeto de una restauración complementaria, ya que han sido encontrados muy recientemente.
"Una vez que sean restaurados completamente serán expuestos de forma definitiva en uno de los museos egipcios, puede que en el Gran Museo Egipcio, que está en construcción y se encuentra precisamente a los pies de las pirámides de Keops", aseguró.
Asimismo, Bavay destacó que se trata de "los papiros escritos más antiguos jamás descubiertos en Egipto" y que por ello son "excepcionales".
En 2013, un equipo de arqueólogos de la Universidad francesa de la Sorbonne y de la egipcia Asiut descubrió en Egipto el puerto histórico de Wadi al Gurf, en la costa del mar Rojo, con los papiros más antiguos hallados hasta el momento.
Esos papiros fueron trasladados al Museo de la ciudad de Suez (este) para que fueran estudiados.
El puerto, que se remonta a la época del faraón Keops -el segundo rey de la IV dinastía que reinó hace más de 4.500 años- cuenta con un muelle y a él llegaban barcos con bronce y metales procedentes de la península del Sinaí. 

Tuesday, July 12, 2016

HUMAN PRE-HISTORY: Homo erectus caminaba como el hombre moderno hace 1,5 millones de años


Esto, de acuerdo al estudio de 97 huellas humanas halladas en 2009 en Kenia.

 
El estudio científico de casi un centenar de huellas humanas de alrededor de 1,5 millones de años de antigüedad ha permitido comprobar de forma experimental que el homo erectus andaba entonces de una manera muy similar a como lo hace hoy el hombre moderno.
El estudio, en el que han participado científicos del Instituto Max Plack de Antropología Evolutiva junto a un equipo internacional de colaboradores, partió de unas huellas halladas en 2009 en las cercanías de la localidad de Ileret, en Kenia.
Al estudiar la región, los investigadores encontraron en cinco yacimientos distintos un total de 97 huellas correspondientes a, como mínimo, una veintena de homo erectus.
A través de un enfoque experimental, los investigadores descubrieron que las formas de esas huellas son indistinguibles de las del hombre moderno actual, lo que evidencia que la anatomía de los pies y la mecánica entre ambos era similar.
"Nuestros análisis proporcionan algunas de las únicas pruebas directas que sostienen la creencia generalizada de que al menos uno de nuestros parientes fósiles de hace 1,5 millones de años caminó casi de la misma manera a como lo hacemos hoy", afirmó Kevin Hatala, investigador del Max Planck y de la Universidad George Washington.
Los investigadores también han estudiado los posibles sexos de los individuos que andaban en la zona y han desarrollado diversas hipótesis en relación a la estructura de los grupos que formaban estos homo erectus.
Según su trabajo, en uno de los yacimientos se han detectado huellas correspondientes a varios machos adultos, de lo que se deduce un cierto nivel de tolerancia y de cooperación entre ellos.
"No es sorprendente contemplar evidencias de tolerancia mutua y cooperación entre los varones homínidos que vivieron hace 1,5 millones de años, especialmente el homo erectus, pero ésta es la primera vez que se puede vislumbrar de forma directa este comportamiento dinámico", añadió Hatala.
Hasta ahora, destaca el Max Planck, no ha habido consenso sobre la forma de averiguar posibles comportamientos grupales a partir de restos fósiles o registros arqueológicos.